Las vacaciones son sinónimo de anarquía. Parafraseando un famoso slogan “Viva la república independiente de mi casa” y lo que en una época rutinaria del año puede ser una norma, en vacaciones se convierte en un caos consentido.
Los adultos tenemos plena consciencia de que eso es algo temporal ¿pero los niños lo entienden así? yo creo que no del todo, porque por eso mismo les cuesta más a ellos volver a las rutinas.
Personalmente creo ese caos (sin excesos) es bueno para todos, pero lamentablemente hay ciertas rutinas de las que no podemos escapar –cocinar, fregar, recoger, lavar ropa…- y en las que todos los miembros de la familia deben participar.
Con niños pequeños es difícil establecer esa rutina sin que parezca una obligación, y ahí es dónde entra el sistema de recompensas. Soy consciente que también éste sistema tiene su talón de Aquiles, porque lo que se supone que es un “premio voluntario” puede convertirse en un “derecho adquirido” y eso daría pie a otro tipo de discusiones.
Lo mejor? hacer una Tabla de recompensas familiar, con pequeños objetivos personales y premios sencillos. Cada uno deberá establecer sus necesidades pero puede ser algo así como:
- Cada miembro debe hacerse su cama todos los días: la recompensa puede ser una fruta preferida o un helado de postre en la comida
- Cada miembro debe colaborar en poner y quitar la mesa para comer: el premio puede ser acumulativo – 5 días de colaboración = un libro/revista/cuento elegido.
Evidentemente la idea es para implicar a los pequeños de la casa, pero si en las tablas incluimos tareas para los mayores será más divertido para todos.
¿Habéis experimentado con éste sistema? ¿sabéis de formulas o premios que funcionen mejor que otros?
2 comentarios:
Hola tocaya, acabo de encontrar tu blog a través de Olivia.
Yo soy poco partidaria de las recompensas por sistema, me gustan en plan sorpresa, para el que realmente "se sale" en un momento dado, pero quizá es deformación profesional (soy maestra de Infantil).
En cambio me encantan las tablas de tareas, dónde cada uno puede ver sus obligaciones y las de los demás. Rotar algunas tareas semanalmente puede ser una motivación buena (a mí me encantaría que alguna semana no me tocase limpiar el cuarto de baño, me portaría genial para conseguirlo).
Jejeje muchas gracias por tu comentario Ana!
Es cierto que el sistema de las recompensas puede resultar perjudicial porque en ocasiones el "premio" parece convertirse en la "obligación" de contraprestar un servicio o tarea con algo.
Nosotros al final hemos preparado algo intermedio, recompensas "pequeñas" (ver dibujos o pelis en la TV, un helado, una chocolatina...) y para lo que "se sale" como tu dices, y que suponía una "estrellita" en la tabla algo más extraordinario.
(jejeje te cambio cuarto de baño por ordenar armarios, que se tarda mil años en ordenarlos y apenas dos días en estar de nuevo revueltos!!)
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